24 agosto 2010

Dos semanas en Japón explicadas a lo bruto y casi sin fotos.

.
Tres super-héroes, rodeados de amigos


.
.
Silvi y Nico, con un servidor, todos cenando en yukata (kimono informal y veraniego), como es menester en un ryokan



.
.
Nico y un mismo servidor, clavando un tema en el karaoke del hotel.

.
.
..
En el último capítulo estábamos en Tokyo, dedicados casi exclusivamente a las nobles tareas de comer y beber.

Por esas fechas ya corrían por Japón mis amigos Nico y Silvia, que se apuntaron a tomar unas copas el último día que estuvo Sonia en Tokyo.
Ese día, por la mañana, Nico, Silvia y un servidor nos fuimos a Yokohama, una ciudad grande que es casi una prolongación del área metropolitana de Tokyo. Subimos a uno de los edificios más altos de Japón, con vistas sobre el puerto y sobre Tokyo, para después pasear y acabar comiendo un pato muy rico en pleno Chinatown de Yokohama. Nos tomó al menos cinco minutos entender que, de toda la carta, solo un plato de la carta contenía pato…y que era sin rollitos y sin salsa. Yokohama nos pareció un lugar bastante agradable y menos bullicioso que la capital. Después estuvimos paseando por el puerto, que es impresionante, particularmente una especie de muelle/embarcadero para barcos grandes, una enorme estructura de diseño, con mucha madera. Aquí, cuando se ponen, lo hacen a lo grande grandísimo.

The next day, de buena mañana, nos fuimos los tres a Kyoto, en uno de los habituales shinkansenes -trenes rápidos- que uno toma cada dos por tres. Allí habíamos quedado con otros amigos, Albert y Tania, que hacían su primer viaje con su baby-Marc. Estuvimos juntos un día y medio, centrando nuestras energías en visitar templos, que es una ocupación de lo más habitual en Kyoto, que fue hasta no hace demasiados siglos la capital del país. Resulta curioso observar como, a pesar de que algunos de los templos tienen la misma ubicación desde hace un montón de tiempo, físicamente muchos apenas tienen doscientos años de antigüedad. Cosas de las guerras, de los terremotos y demás catástrofes y, muy particularmente, de los incendios (los templos de madera tienen la virtud de quemar rápido y bien).
El que estas líneas escribe ya había estado en Kyoto en dos ocasiones; a pesar de ello -oye- creo que vi algunos de los mejores templos en esta tercera visita. Fueron, concretamente, tres, todos ellos budistas: Tenryu-Ji, Daitoku-Ji y Ginkaku-Ji. A todos nos gustaron mucho-Ji. A menudo, por “templo” se entiende un recintillo más o menos cerrado con su templo principal, algunas edificaciones secundarias y una o diversas zonas de jardín. A veces los jardines son de lo mejorcito de cada templo: concebidos con mucho gusto, combinando plantas, madera, piedra, agua y otros elementos con elegancia y, siempre, muy bien cuidados, hasta el más mínimo detalle. El conjunto es, al final, un entorno de lo más relajante, lo que algunos llamarían 'espiritual'. Las edificaciones suelen ser bastante sobrias, externamente todas de madera y por dentro a menudo apenas constituidas por espacios diáfanos con suelos de tatami.
Personalmente, me gusta mucho más este tipo de templo que el que, unos días más tarde, tuve ocasión de ver en Nikko. Encuentro que los de Kyoto se prestan más a actividades espirituales o contemplativas que estos últimos, que parecen hechos para ensalzar a los shoguns (gobernantes) que encargaron su construcción.

Después de volver a pasar por Tokyo estuve en la citada Nikko que, a pesar de lo dicho, me gustó bastante. Había mucha gente, por lo que creo que fue un acierto pasar la noche allí: permitía librarse de las hordas de turistas y conocer el pueblecito con cierta tranquilidad. Me pareció un lugar simpático. Di un paseíto por la naturaleza, conocido como el Gamman-Ga-Fuchi Abyss, que me gustó bastante: está lleno de figuras budistas y es todo ello muy tranquilo. De los templos propiamente dichos, me centré en tres: Tosho-Gu, Futarasan-Jinja y Rinno-Ji, siendo el primero y el último casi de visita obligada. A mi me gustaron más los dos últimos: transmitían más buen rollo. Toda la zona de los templos está poblada de unos árboles enormes, que contribuyen a acentuar la grandiosidad del lugar.

Y de Nikko a Matsushima, un pueblecito junto al mar que algún japonés incluyó, en tiempos remotos, en su top-3 de Japón y que como tal ha pasado a la historia. El pueblo/ciudad está en medio de una bahía repleta de pequeñas islitas pobladas de pinos, lo que crea un espacio la mar de pintoresco. En realidad, el motivo de ir a Matsushima es que había una fiestuqui veraniega, con chiringuitos de comida por doquier y fuegos artificiales. Si los fuegos de Asahikawa estuvieron bien, los de Matsushima fueron extraordinarios, de largo los mejores que he visto en mi vida: por los fuegos en sí y sus increíbles formas y colores, por su enorme tamaño, por su espectacular coordinación y duración; impresionantes. Además, resulta curioso estar en un lugar así el día después de un gran evento, cuando todo el mundo se ha ido. De hecho, apenas media hora después del final de los fuegos ya estaba casi todo recogido: los japoneses son unos currantes y no tienen inconveniente en trabajar a las 9 de la noche para dejarlo todo limpito. En cualquier caso, como decía, al día siguiente no quedaba nadie en Matsushima: a los japoneses les gusta dirigirse en masa a los festivales; hay que ir adonde va todo el mundo…y es que aquí el individualismo o el “yo a la mía” no acaban de estar a la orden del día.
El segundo día que estuve por la zona me di un baño en las playas de Nobiru, que está a unas pocas paradas de tren de Matsushima: no estuvo mal.

Tras dos días en Matsushima, tomé cuatro trenes seguidos y me planté en los Alpes Japoneses, donde había quedado con Silvia y Nico. Habíamos reservado un ryokan-onsen (Yunoshimakan) bastante lujoso, en un lugar llamado Gero, una zona de aguas termales muy popular en Japón.

En un lugar así no hay taaantas actividades diurnas, pero al final nos lo pasamos muy bien entre los baños calientes (quizás demasiado calientes), nuestra participación en las veladas de karaoke del hotel -dando el contrapunto a las canciones en japonés-, las excelentes cenas y desayunos del hotel y una excursión que hicimos al pueblo de Takayama, que está a menos de una hora de Gero y que es una visita muy recomendable. Allí estuvimos paseando por unas zonas de bosque y comiendo una excelente carne con denominación de origen Hida, que es la región donde estábamos. También estuvimos curioseando por el mercado matutino que hay junto al río. Un servidor ya había estado en Takayama y le volvió a gustar: tiene algo de pueblo pirenaico, tipo los que hay subiendo a la Seu d’Urgell, con sus ríos y todo.
Estuvimos, pues, dos días dedicados al dolce far niente, que tampoco es que desentonaran demasiado del resto del viaje: Nico y Silvia se dieron incluso un masaje, porque ellos lo valen.

Volvimos juntos a Tokyo, paseamos por Omote Sando y fuimos a cenar al mítico Gonpachi: la comida estuvo bien, pero el servicio un tanto despistado. Después fuimos a un karaoke privado, donde cada grupo tiene su propio cuartito y puede cantar sin pudor y sin tenerse que tragar la bazofia de pop japonés de los demás. Era nuestro tercer día seguido de karaoke, algo que yo tenía pendiente de conocer desde anteriores visitas al país. Todo el sistema funciona bien y hay muchas canciones en inglés (muy pocas en castellano, francés, portugués, italiano…), pero las imágenes que acompañan a los vídeos son igual de lamentables que en todas partes y a menudo no guardan demasiada/ninguna relación con la canción. Viva el karaoke, pues. Creo que Nico y Silvia cantaron mejor que yo así que, si hiciéramos una clasificación entre los tres, yo hubiera ocupado la siempre honrosa tercera posición.

Al día siguiente por la mañana les di a Nico y Silvia la consabida patada en el trasero y les mandé de vuelta a Barcelona, aprovechando la ocasión para tomar un avión a la isla de Hokkaido, donde ya había estado a principios de mes. Puede costar entender que me dedique a ir de aquí para allá, pero los misterios son así y no se pueden explicar. Total, que me planté en el aeropuerto de Sapporo y de allí tomé un tren a Otaru, un pueblo o pequeña ciudad pesquera con cierta gracia: antiguos almacenes de carga y descarga en obra vista, así tipo industrial, un puestecillo de venta de ostras en la calle (aquí las suelen hacer a la brasa, pero no están mal), canales por donde circulan pequeñas embarcaciones…no es Venecia, pero tiene su gracia y su propia decadencia. Además, tiene fama de tener sushi del bueno, cosa que tuve ocasión de comprobar cenando en la barra del Sushi Zanmai, un restaurante de lo mejorcito que he probado en cuanto a sushi en términos de calidad-precio. Tienen sucursales en Tokyo y al dueño le gusta hacerse el prota y salir en la tele.

Y de Otaru para Sapporo, donde me encuentro ahora. Ayer tuve ocasión de probar un plato llamado jingisukan (la manera japonesa de referirse al gran Genghis Khan), un plato de cordero muy apañado que me hice yo bisbo con una plancha que me pusieron delante.
Hoy he visitado el museo de la cerveza Sapporo y el museo del salmón (qué gran pez) y que, a diferencia del anterior, no ofrecía la posibilidad de hacer una degustación. Grave error. Sin embargo, me ha parecido un museo muy interesante: ya conocéis todos la triste historia del sufrido salmón y no hace falta que os ilustre al respecto.
En el museo explicaban, además, una curiosa y muy loable iniciativa llamada Come Back Salmon o algo así, que hace algunos años que se hace en la ciudad de Sapporo. A finales del siglo pasado (quizás 1980’s), alguien en Sapporo se dio cuenta de que (oh, sorpresa), los salmones habían dejado de remontar el río que cruza la ciudad algunos años atrás. El salmón no es un pez demasiado escrupuloso ni maniático, pero todo tiene su límite y, llegados a cierto punto, se le quitaron las ganas de remontar aguas sucias y pestilentas a contracorriente. Y así fue como surgió la iniciativa Come Back Salmon, que imagino se centró en limpiar las aguas y facilitarle un poco las cosas al bicho feo en cuestión. Total que, a día de hoy, cada año hay más de 1.000 salmones que remontan el río que cruza Sapporo, una ciudad con aproximadamente 1.900.000 habitantes. Olé por los japoneses.

Seguiremos informando…y lo ilustraré todo con fotos.

Abrazos, disfrutad las vacaciones que os queden!

Hugo



.

13 agosto 2010

El Rincon del Gourmet. Hoy: la comida tambien alimenta el espiritu.


Escogiendo solomillo en el Park Hyatt


Pues si,

El ser humano se distingue de algunos otros animales por su capacidad de adaptarse al medio.

Se que la mayoria de vosotros, que venis a estas paginas en busca de unas migajas de alimento espiritual que os ayuden a alejaros de las multiples tentaciones de la mundanal existencia, no vereis en estas lineas las muestras de sacrificio ni las vivencias espartanas que tengo por costumbre compartir, pero no puedo dejar de ser fiel a la realidad.

Estos ultimos tres dias me he apartado un poco del camino y he sido abducido por los restaurantes de lujo de los hoteles de 5 estrellas de Tokyo. Y digo abducido porque, como imaginareis, ha sido contra mi voluntad.

Por Tokyo aparecio mi amiga Sonia que, tal como os comente, andaba por estas tierras valorando hoteles de 5 estrellas para sus articulos de viajes. Al ir a menudo estas visitas acompanyadas de cenas en los restaurantes de cada hotel, Sonia acudio en mi ayuda, por aquello de no cenar sola. Y yo, buen amigo que soy, acepte la invitacion. Ha sido una experiencia la mar de interesante que me ha permitido descubrir que en la comida y en la bebida tambien se puede encontrar placer y que, si me apurais, se puede incluso hallar momentos de efimera felicidad.

Han sido, en total, tres sesiones, en dias consecutivos.

El martes: club lounge (merienda pija con vistas de la ciudad) piscina, sauna, jacuzzi, etc. en el Ritz Calton y posterior cena en el mitico Gonpachi -en el que se inspiraron para Kill Bill-, ya narrado en el articulo anterior. Del Ritz Carlton, que me parecio magnifico, no hay fotos. He aqui dos del Gonpachi.



Un servidor en la planta 1, desde la planta 2




Sonia y Hugo gonpacheando

El miercoles nos toco visitar el Park Hyatt de Shinjuku. Fue un tour la mar de interesante por practicamente todo el hotel: habitaciones, salones, bares, restaurantes, biblioteca, piscina, saunas, etc. Pudimos ver una muestra de los cuatro tipos de habitaciones de que dispone el hotel, porque "curiosamente" la suite Presidencial estaba desocupada: se trata de una especie de piso de lujo, algo clasicon en algunos detalles, pero con todas las comodidades, en general decorado con gusto y con los mejores materiales, con su piano, su cocina, dos salones...para un total de unos 300 m2. Una barbaridad, francamente. El segundo nivel tambien era una suite especial que hacia unos 250m2 y que, de nuevo, era un poco excesiva para el comun de los mortales. El tercer y cuarto niveles de habitaciones entraban dentro de lo que se puede considerar "normal" en un hotel de esta categoria. En definitiva, un paseo muy enriquecedor, guiados por tres miembros del equipo de Marketing del hotel, incluida su directora. Que si esto lo disenyo tal arquitecto, que si este color lo escogio personalmente tal disenyador, que si ademas se ocupo de escoger uno a uno como iria ubicado cada libro en cada habitacion (en la Suite Presidencial hay mil libros que en general tratan sobre el bonito tema de Los Jardines)...

Durante el tour, ademas, tuvimos ocasion de ver una bonita perspectiva del Monte Fuji, que habitualmente esta tapado y no se ve desde tan lejos. Es la primera vez que lo veo desde Tokyo.


Una imatge Fuji-sera


Despues nos habian reservado una mesa para cenar en el restaurante New York Grill, en la planta 51 (aprox.), con vistas a la ciudad. Nos recordaron que estabamos invitados y que comieramos lo que quisieramos. Fue en este momento cuando se hizo la foto que encabeza este articulo: tenia que escoger un segundo plato y, logicamente, en un Grill habia que pedir algo a la plancha. Me apetecia carne asi que, una vez descartadas dos carnes australianas y el Kobe (algo muy dentro de mi me impide pedirme un filete de 175 euros cuando estoy invitado), me quedaron cinco de las mejores carnes japonesas entre las que escoger. Fue entonces cuando el camarero me ofrecio traerme una muestra de las susodichas cinco carnes y fue entonces cuando me quede con el Sendai Tenderloin, que es una de las carnes mas memorables que he probado, hecha al grill y apenas con sal.

Para los curiosos, estaba en la carta a 100 euros.


Sonia con su atun, yo con mi carne


El resto de la cena, el cocktail y los vinos (pediamos vinos por copa, para ir probando) estuvieron muy bien. De primero me habia pedido una burratta, una especie de mozzarella mas grasa todavia, que estaba muy buena, sin llegar al nivel de la carne. Son gustos.


Otra perspectiva del New York Grill


Cuando nos acabamos el segundo plato nos invitaron a cambiar de mesa para tomar el postre en el New York Bar, porque nos estaban guardando dos sitios en la mesa alargada que, aparentemente, se uso para rodar alguna escena de Lost in Translation. En estos entornos, las cosas se hacen asi y no hay que rechistar: en ese momento habia que estar en esa mesa, era incuestionable. Parece que les estaba costando "defender nuestras dos plazas" ante los ataques de otros clientes del hotel. Hay que decir que, en su gran mayoria, tanto en el Park Hyatt como al dia siguiente en el Grand Hyatt, la mayor parte de los clientes que estaban dispuestos a gastarse 250 euros por persona en una cena eran japoneses. Casi todos.

En el New York Bar tomamos unos postres muy ricos acompanyados de vino dulzon con uva Gewurztraminer, mientras disfrutabamos de musica en directo (habia un senyor de color -de color negro- de Las Vegas que cantaba muy muy bien). Despues de eso, francamente, ya no nos quedaba lugar para nada mas y, teniendo Sonia que poner por escrito todo lo vivido esa misma noche, nos fuimos ella a California y yo a Boston.

Al dia siguiente, jueves, tocaba el Grand Hyatt de Roppongi. Primero tuvimos el Manager's Cocktail en unos de los bares del hotel, donde conocimos al director y a una directiva brasilenya -de Rio de Janeiro!- encantadora. Pasamos un buen rato.

Despues nos habian reservado mesa para cenar en el restaurante japones de la planta 6. Al traernos la carta, nos dimos cuenta de que no aparecian los precios...todo un detalle! (conocia esa formula cuando un caballero invita una senyorita, pero no me lo esperaba). Total que, liberados de cualquier tipo de verguenza o reparo, nos pedimos lo que nos dio la gana: en mi caso, uno de los menus de degustacion que, segun supimos despues, era el plato mas caro de toda la carta (20.000 yenes = 180 euros). Menuda habilidad la mia. Cenamos maravillosamente una vez mas, empezando por el espectacular shabu-shabu que me comi yo. Se trata de una carne de altisima calidad, cocinada en una especie de caldo de vegetales. Fantastica.

Despues tomamos algo en otro del los bares del hotel, adonde se sumaron Nico Bour y Silvia, dos muy buenos amigos con los que comparto 6-7 dias de viaje. Esta vez, para variar, pagamos las copas.

Quedan pendientes las fotos del Grand Hyatt.

Si bien no puedo resumir todos mis pensamientos en tan pocas lineas, si os dire que, en ocasiones, estar en lugares maravillosos, con un entorno disenyado con gusto y encanto, disfrutando los mejores manjares y las mas exquisitas bebidas despues de haberse relajado en la piscina y el jacuzzi, en muy buena companyia y con excelente musica en directo, puede ser una experiencia muy grata.
Y si, ademas, te invitan y te hacen la pelota, aun le anyade cierto encanto al tema.

Ahi queda.

Abrazos,

Hugo


11 agosto 2010

De Hokkaido a Honshu, de las (relativas) privaciones al lujo asiatico

.
En la cima del Monte Asahidake



Todas las fotos al principio, cosas de la informática...


. Con mi amigo el tren Hokutosei





Si, es él, otra vez...

Desde arriba del trampolin de Okurazawa, ya me veia saltando




Vista lateral, mientras subia con el telesilla


Muchas narices hay que tener para tirarse por ahi



Paisaje tipico de Hokkaido, en el tren de Asahikawa a Sapporo: asi me imaginaba yo Japon antes de conocerlo (mas verde, mas rural, menos superpoblado)




Muy parecida a la anterior, pero con sus matices




El Shirakaba-So de Asahidake Onsen: si esto es un albergue...





Una zona comun de dicho albergue




Si amigos,


Aqui estoy de nuevo, a pesar de algunos problemas tecnicos, para aportaros contenidos de calidad y ayudaros a prescindir del culebron de las 4 de la tarde.


Hoy os escribo desde Tokyo, que vendria a ser el punto por donde siempre se acaba pasando. Aqui aterrice hace una semana, aqui estoy y aqui volvere al menos un par de veces mas.


Desde la ultima vez que escribi me han pasado unas pocas de cosas, dado que me he paseado bastante.


Acabe mi ultimo post con una incognita abierta: me habrian hecho la cama (desenrollar un futon, vamos) los de la cutre-pension Miki de Asahikawa? Ese era el misterio. Pues no, no me habian hecho la cama, lo cual constituye toda una novedad en este pais. A mis comentarios (en mi ultimo escrito) sobre la no excesiva limpieza del lugar donde dormi en Hakodate, me preguntaba mi buen amigo Joaquin El Indio Blazquez si es que los japoneses han dejado de ser limpios. Creo que no, que en terminos generales son de lo mas limpito, pero que todo tiene un limite y que, cuando realmente buscas lo mas cutrillo, incluso pueden traicionar sus mas arraigadas costumbres en cuanto a pulcritud. De hecho, la senyora del Tourist Office de Asahikawa que me ayudo a conseguir cama en esa pension, llamo a 6-7 sitios antes que ese y, cuando me consiguio plaza, casi me estaba pidiendo perdon por lo cutre que era el sitio ("Do you understand that it is only to sleep? / "Yes, yes, I understand, but it is better than to sleep under a bridge" ). Y yo, claro, que acabe pensando que no habria ni duchas.



Pero bueno, dejemos Asahikawa, que tampoco merece tantas atenciones. De alli, el dia despues de los fuegos artificiales que revolucionaron la ciudad y agruparon a sus habitantes junto al cauce del rio, tome un autobus hacia ese bonito lugar llamado Asahidake Onsen. Como todo pueblo (en realidad no se si se puede llamar pueblo, dado que no parecia que viviese nadie alli) acabado en Onsen, tiene como rasgo definitorio sus aguas termales. En este caso, combina las actividades de montanya (esqui en invierno, paseos y trekking en verano, etc.) con los banyos calientes y frios, tan tipicos por estas latitudes. Muy cerca de Asahidake Onsen esta el Monte Asahidake (curiosa coincidencia), que con sus 2.200 y pico metros es la montanya mas alta de la isla de Hokkaido. La ascension al monte, que nada tiene de heroico, es la atraccion principal de la zona. De hecho, el plan estandar de los japoneses es subir en teleferico hasta la mitad del monte y hacer el resto caminando hasta la cima.


Tambien hay unos caminitos muy apanyados alrededor del pueblo, por los que hacer un par de horitas de trekking (caminar `parriba` y `pabajo` por caminos mas o menos cabriles). Eso es lo que hice yo el dia que llegue y no estuvo mal.


Sin embargo, el momento estelar de mi estancia en Asahidake Onsen fue la subida al Monte Asahidake. En realidad, lo que me habia traido a este lugar era un proyecto mas ambicioso: cruzar todo el parque natural de Daisetsuzan, solito, con mi tienda, mis utensilios para cocinar y pasar un frio del 15 durante 5-7 dias, orientarme con la ayuda de un mapa y llevar un cascabelito colgando de la mochila para avisar a los osos de mi presencia para que no me importunaran.


Pero, afortunadamente, unos dias antes de llegar a Asahidake Onsen ya habia entrado en razon, al verme superado por la pereza que me generaba pensar en la logistica que un proyecto asi entranyaria...y los riesgos de meterme en semenjante berenjenal sin experiencia en la alta montanya.


Y digo afortunadamente porque la cosa efectivamente pintaba bastante dura y porque estuvo lloviendo casi todo el tiempo durante los dos dias que pase alli.


Total que el sabado pasado decidi, por lo menos y a pesar de la lluvia, probar de subir al susodicho monte sin la ayuda del re-monte. Ya digo que la cosa no constituye ninguna heroicidad. El punto de partida se encuentra a 1.100m sobre el nivel del mar y la cima esta a 2.291m. Prescindiendo del famoso remonte, me estuve 3 horas y 5 minutos para subir hasta arriba. En el mapa que compre consideraban que el tiempo normal (para un japones muy gordo, cojo y fuera de forma) es de 5.20h. Un montanyero en forma seguro que lo hace en dos horas y poco. En todo caso, constituyo un cierto reto, particularmente la segunda parte, a partir de donde acaba el remonte, cuando empezo a hacer bastante viento, mucha niebla y lluvia ocasional. No se veia gran cosa aparte del camino (una pena por las vistas) y el viento se queria llevar el poncho que me protegia de la lluvia.


Vamos, que al final la cosa tomo unas proporciones un tanto epicas, porque con ese tiempo ya casi no subia nadie hasta la cima y alli estaba el menda, totalmente mojado, coronando el montecillo. Acabe comiendome un "sandwich de arroz" (arroz envuelto en alga, con algun relleno) en la cima, empapado y con el viento queriendome robar el alimento. Tambien me hice dos fotos con la camara del movil que fueron concebidas para ilustrar la gesta y este articulo, pero todavia no he encontrado manera de bajarmelas.


Total, que baje hasta el punto intermedio donde, esta vez si, tome el teleferico para bajar hasta la base del monte.


Estas tres horas de ejercicio y el hecho de haber cumplido con mi objetivo constituyeron la base para legimitar cualquier conducta gandula, burguesa y glotona durante el resto de mi viaje por Japon. En resumidas cuentas: me habia ganado tres semanas de buena vida.


Total, que fue llegar al hotel, banyarme en el onsen (me alojaba en Shirakaba-so, una especie de albergue, con habitaciones compartidas pero donde se comia muy bien y con unos banyos la mar de correctos) y dedicarme a gandulear y leer el resto del dia. Volviendo a Shirakaba-so, decir que habia alli un cuarto muy curioso, llamado Drying Room, donde colgabamos las cosas mojadas y al cabo de unas horas aparecian secas. Milagroso y muy util.



En la habitacion coincidi la primera noche con tres chicos americanos -dos muy simpaticos y uno muy callado- que se dedicaban a estudiar los pajaros y a ver videos de los Monty Python; llevaban una vida bastante especial y se levantaban cada dia entre las 3 y las 5 de la manyana. Tampoco yo me levantaba mucho mas tarde, porque el primer dia ya me entere de que el breakfast se servia a las 7AM (yo les pregunte: "OK, breakfast is from 7AM...but until what time?", a lo que la chica me contesto "Breakfast is from 7AM until 7AM"). More clear, water. Pero bueno, son cosas de la montanya: la cena se servia a las 6 PM.


La segunda noche se fueron los chicos americanos a ver pajaros a otro sitio y yo coincidi con Pedro y Miguel, dos chicos cordobeses (!) la mar de simpaticos.


Al dia siguiente in the morning llovia mucho asi que, aprovechando mi gesta heroica y sin precedentes del dia anterior, me quede ganduleando y planificando el viaje por el lodge/albergue.


A media manyana me pille el bus hacia Asahikawa, con la intencion de estar en Sapporo (la ciudad mas poblada de la isla de Hokkaido y creo que la 5a de todo Japon) por la tarde. Y asi acontecio, porque es habitual que por estas tierras las cosas sucedan segun lo planeado.


En Sapporo apenas pase un dia (pasare dos mas a finales de mes, Dios mediante) y me parecio una ciudad bastante agradable. En Sapporo es facil situarse, con su Eixample y todo; nada que ver con la inabarcable e incomprensible Tokyo, donde he estado un monton de dias y mi mapa mental de la ciudad no es mas que una infima parte del mapa del metro.


Habia una Feria de la Cerveza que dura como un mes entre julio y agosto, en unos jardines que hay en pleno centro de la ciudad. Cada marca tenia sus stands, con cerveza a punta pala y comidillas para picar. Todo ello muy a lo grande; ademas, la cosa estaba muy concurrida. No me anime a tomar nada, porque comer y beber solo en un espacio publico no acaba de ser lo suyo.


Total, que me fui a dar una vuelta en tranvia y a comerme un menu de cangrejo en el restaurante Kani Honke. El cangrejo tambien es tipico de las frias aguas de Hokkaido y en este sitio al parecer son especialistas: me puse las botas a base de cangrejo cocido, crudo (en sashimi), a la brasa, etc. Todo muy rico, en una habitacion con tatami para mi solito y servido por una senyora vestida a lo tradicional y que cuidaba bastante el protocolo. El lugar este es inmenso y yo estuve cenando en la planta 6.


Dormi en un hotel capsula (Sapporo Capsule Inn) en el animado barrio de Susukino, porque al estar la ciudad en fiestas estaba complicado encontrar sitio en hoteles al uso. Ya es la segunda vez que duermo en un sitio asi (a las pruebas me remito: http://bit.ly/dgNsuf) y volvio a ser una buena experiencia. Por 3100 yenes -27 euripides- alguien (un hombre, en este caso, porque la cosa era solo masculina) que no sea claustrofobico puede dormir bien y usar un onsen la mar de apanyado, con su sauna y todo...siempre que no piense pasar demasiado tiempo en "el hotel". Esta vez quizas la experiencia fue algo menos redonda porque habia mucho huesped en mi piso, mas ruido (algunos no se iban a dormir ni a la de tres) y una sensacion un poco rara de "tu no me conoces, yo no te conozco": nadie levanta la vista, nadie se saluda, todo el mundo esta muy serio. Quizas es una verguenza ir a un sitio asi (baratillo), quizas algunos se van a un hotel capsula para, desde alli, salir a pasear con senyoritas de vida alegre y moral distraida. Sea como fuere, no se respiraba un ambiente de buen rollete. Ademas, el ataud era un poco pequenyo, asi que tuve que dormir en diagonal (el alcalde Hereu no hubiese dormido bien en semejante posicion, pero yo si). En definitiva, consegui descansar, que de eso se trataba.


Al dia siguiente, ya lunes, hice dos visitillas por Sapporo. Primero, el mercado de pescado de Nijo, que me gusto bastante. Muuucho mas pequenyo que el de Tokyo y, a diferencia de este, orientado al consumidor final: todo muy mono, muy bien puestecito. Mucho menos movimiento que en el otro y menos interesante, pero tambien bonito. Aproveche alli para desayunarme un Madre e Hijo, fantastico plato de nombre algo macabro: se trata de trozos de salmon y huevas de salmon -ikura- sobre una base de arroz.


Despues, apurando mis ultimas horas en Sapporo antes de tomar el tren, me fui al Museo de Deportes de Invierno, que esta en las instalaciones de los Juegos Olimpicos de Sapporo 1972, y mas concretamente donde se hacian los saltos de esqui, en el trampolin de Okurazawa. Subir a ver la rampa desde donde los saltadores vuelan hasta 145 metros fue una experiencia casi mistica para alguien que, como yo, ama tan noble deporte. Lastima que algunas atracciones dentro del museo (particularmente el simulador de saltos de trampolin, precisamente), estuviera fuesra de funcionamiento. Ya me veia saltando mas de 100 metros y aterrizando de forma impecable.


Y de alli a la estacion de tren de Sapporo, desde donde al cabo de unas horas me esperaban 16 horas y pico de tren hasta Tokyo...incluido el celebre tunel submarino. La estacion de Sapporo, como muchas en Japon, tiene la virtud de que, aunque pase 2 o 3 horas alli, sigo sin saber donde estoy. Es dificil de explicar para alguien que no haya visto lo que son las estaciones japonesas, con diversos pisos, centros comerciales integrados y un monton de cosas mas que las coonvierten en autenticos laberintos. En la estacion de Shinjuku una vez me estuve mas de una hora para encontrar una parada de autobus. Hoy, mi amigo Nico Bour me comentaba que, en esa misma estacion, anteayer se estuvieron mas de una hora para encontrar su hotel (!). Una estacion de metro mayor que la media pero sin ser nada del otro mundo como la de Ginza (donde yo estoy en Tokyo), tiene mas de 30 salidas a la calle, para que os hagais una idea.


El tren de Sapporo a Tokyo es uno muy mitico para los japoneses, llamado Hokutosei. Todo el mundo le hacia fotos al tren -y particularmente a la locomotora, un poco a la antigua- antes de salir y una vez que llegamos. Yo tenia una cama que supero ampliamente mis expectativas (los de la venta de billetes me la habian "vendido" como un asiento reclinable, pero era una cama en toda regla). Ademas, comi en el tren (y muy bien!) una vez que me di cuenta de que existia un vagon-restaurante y que a la habitacion no me iban a traer ni una bolsa de pipas. Una experiencia muy chula y muy japonesa.


Llegue ayer por la manyana a Tokyo la mar de descansadito, volvi a instalarme en el barrio de Ginza y me fui al museo de Edo-Tokyo, un museo de historia de la ciudad (y del pais) que esta muy currado. Afortunadamente, en el tren habia estado leyendo las 10 paginucas de historia de Japon que incluye mi guia de viajes, porque si no me hubiese enterado de bien poco. En la ultima planta del museo hay un restaurante donde pude completar mi alimentacion cultural con una mas tangible...y con vistas a la ciudad. Aqui un museo asi parece normalito, pero eso es solo porque "Tokyo es la capital del mundo" (esta frase, de mi propia cosecha, quizas es un poco hiperbolica, pero tiene su parte de verdad en muchos ambitos; en terminos gastronomicos, por ejemplo, Tokyo tiene mas estrellas michelin que New York y Paris juntas, que no es moco de pavo).


Por la tarde habia quedado con mi amiga Sonia Graupera (http://www.soniatravelguides.com/), gran viajera que ademas escribe bastante sobre viajes, a menudo para revistas y para alguna web especializada. Gracias a estas labores, a menudo la invitan a hoteles y restaurantes para que escriba sobre ellos.


Asi, hete aqui que me propuso que la acompanyase al hotel Ritz-Carlton, a tomar el te y comidillas ricas en el piso 50 y pico, nadar un poco en la piscina y darnos una sesion -cada sexo por su lado, como siempre en Japon- de jacuzzis y saunas varias. Todo ello, invitados por la direccion del hotel. En mi periplo consegui, sin esforzarme, usar 8 toallas (dos en la ducha, una en cada una de las dos saunas, dos en la tumbona de la piscina y otra para secarme...mas una para secar el banyador). Todas eran obligatorias excepto la ultima: el lujo a veces esta un poco renyido con la ecologia. Despues de ello, oye, nos habian invitado a cenar al restaurante Gonpachi de Nishi-Azabu, donde yo ya habia estado 3 o 4 veces y donde nos ofrecieron una degustacion de sus mejores, tratandonos a cuerpo de rey y dedicandonos todas las atenciones, incluido un tour por el restaurante. Realmente el Gonpachi vale la pena...y no fue hasta la semana pasada cuando supe que se inspiraron en el para algunas escenas de la peli Kill Bill, de Tarantino. Efectivamente, la estetica recuerda mucho y hay fotos de el comiendo alli. El dia antes habia estado cenando alli el gran Stevie Wonder, por cierto (yo, estas cosas, me las creo siempre). El restaurante tiene apenas 9 anyos, pero parece "de toda la vida" y se sigue respirando un ambiente fantastico y comiendo y bebiendo bien. Y, ayer, gratis. Viva el Gonpachi.


Hoy Sonia y yo tenemos programado un tour por el hotel Park Hyatt de Shinjuku, que al parecer es donde se rodo la peli Lost in Translation. He creido razonable sumarme al tour de las habitaciones y del resto del hotel porque, ademas de ser interesante, me parece consecuente con el hecho de que aceptar que despues nos inviten a cenar en el grill de la ultima o penultima planta. No hay como tener amigos. Total, que seguramente nos volvamos a poner las botas en un sitio muy chulo. Pero hablaremos bien de ello...y luego vosotros ireis...y lo pagareis de vuestro bolsillo...y asi cerraremos el circulo y todos estaremos la mar de contentos y bien alimentados, como el cochino jabalin.


De fotos ando mal porque me olvide el cargador en bcn y estaba racionando la bateria, pero hoy los de la tienda Leica donde la compre se han ofrecido a cargarmela y me han dado una alegria...asi que confio en poder ilustrar mejor mis proximos escritos.


Gracias por leerme (Julipolali, Joki...y los que esteis ahi!), abrazos,



Hugo



















05 agosto 2010

Hachinohe, Hakodate, Asahikawa...esto es Japon y lo demas son tonterias (Back to Japan!)

La isla de Hokkaido (foto vilmente robada de internet)
.

Cari amici,


Os escribo desde tierras niponas, lo cual a estas alturas ya no constituye ninguna novedad. Si exceptuamos francias, andorras y otros lugares vecinos (y si descartamos EEUU porque algunas de las veces que he estado se ha debido a la convocatoria de terceras personas -una boda, mi hermana y mi cuñao...- o al aprendidaje de idiomas), creo poder afirmar que Japon se ha colado en el top-3 de los paises "lejanos" que mas veces he visitado:

India y Brasil: 4 veces

Japon: 3 veces


Precisamente, en el avion que me llevaba a Tokyo, me estuve preguntando el otro dia "¿¿Y por qué estoy yendo a Japon??". La verdad es no lo tengo muy claro. No recuerdo con precisión la remota fecha de mayo de este anyo, cuando finalmente decidi comprar el billete. Es posible que en aquél momento andase con hambre. De no ser así, quizás hubiese ido a Bhutan o a algún otro país de los que tengo ganas de conocer.

Es realmente imperdonable volver a Japón por tercera vez cuando uno ni siquiera ha estado en China, por ejemplo, pero las cosas son assín.

Sea como fuere, vivimos en la época de la especialización, así que repetir país encaja perfectamente con estos tiempos.


Estare aquí casi todo el mes, desde el 3 hasta el 28 de agosto. Llevo, pues, 3 dias por estas tierras.

Parte de la gracia de esta visita es que, para variar un poco, estare con amigos durante gran parte del viaje, dado que nos hemos juntado aqui lo mejor de cada casa.

De momento, however, estoy on my own.


Las dos primeras veces que estuve aqui me quede con las ganas de ir a la isla nordestina de Hokkaido, donde las temperaturas son mas bajas y no hay tanta gente por km2. Son tierras de naturalezas virgenes, de parques naturales, de osos y de salmones (donde hay osos hay salmones).


Ahora estoy precisamente en tierras de Hokkaido, en un lugar que seguro que conoceis de sobras llamado Asahikawa. ¿Quién no conoce Asahikawa?

Asahikawa esta relativamente lejos de la costa y cerca de un parque natural muy mítico por aqui, que se llama Daisesutzan y que es adónde me dirigiré mañana, para hacer un poco de trekking (caminar por verdes laderas y bucolicos valles) y sentirme legitimado para ponerme morado de sushi cuando vuelva a Tokyo.

Asahikawa es la tierra natal de la cerveza japonesa Asahi, como Sapporo -que estáa 1.30h de aquí- es donde se hace la cerveza Sapporo. No hicieron falta grandes departamentos de marketing para poner nombres a las cervezas niponas.


Tenía pensado venir a Hokkaido a finales de mes pero -cosas de la vida- el martes por la noche, cuando llegué a Tokyo, no me acabé de entender con el aire acondicionado de la habitación, que solo habla japones. Total, que pasé mucho calor hasta las 5 de la mañana, momento en que tomé la firme decisión de ir a Hokkaido en lugar de ir a la isla de Shikoku (eso esta mas al sur ---> más calor) y de anular, por lo tanto, la reserva que tenía en un hotelito de la bella ciudad de Tokushima. Una vez tomada la decisión de cambiar de destino, conseguí milagrosamente que el aire acondicionado volviera a enfriar, pero ya era demasiado tarde: fijado tenía ya en la memoria el recuerdo de esos sudores nocturnos.

Y es que, en Tokyo, cuando hace calor hace mucho calor.

Total, que voy a venir a Hokkaido dos veces.

Hokkaido es tierra de salmones, de cangrejos y de otros muchos bichos la mar de ricos. De hecho, no he comido gran cosa mas que salmon, ikura (huevas de salmón) y cangrejo, habitualmente sobre una base de arroz, desde que estoy aquí. Los que me conocen sabrán que no me está suponiendo un gran sacrificio y que, aunque así fuera, estaría dispuesto a pasar por el trance.

Aquí (en Japon), a la que te despistas comes arroz tres veces al día, empezando por el desayuno.

Por lo demás, me hincho a té verde frío (aquí lo venden embotellado por doquier) y a algunos zumos de vegetales, por aquello de introducir algo de variedad en la dieta. Ya comeremos carnes cuando volvamos a Honshu.


De momento me he pasado la mitad del viaje en los trenes, lo cual es otro aliciente para comer lo primero que pilles. That is: arroz.


El primer dia -anteayer- llegue a Tokyo a eso de las 11 de la manyana. No se me habia ocurrido imprimirme la direccion del hotel, asi que me pase casi una hora buscando mi hotelito por el barrio de Ginza sin que la ayuda de las buenas gentes de por aqui sirviese de nada. Aqui un hotelito pequenyo puede pasar la mar de desapercibido, incluso para gente que pasa delante cada dia. Todo el paseo que me di fue asandome de calor y arrastrando una maleta. Al final tuve que volver a la estacion de metro de donde habia salido, donde me informaron muy amablemente. Tokyo es un horno, supongo que en parte debido al efecto del aire acondicionado sobre los que no lo disfrutan. No hay terminos medios: o estas dentro, o estas fuera. El Ginza Bellevue Hotel esta muy bien: pequenyito, con habitaciones minusculas, pero bien situado y muy razonable de precio en los tiempos que corren. Cerca del hotel, por cierto, pude cenar en una barra de suhi -tipico lugar donde lo hacen delante tuyo, bajo pedido-muy recomendable: Tsukiji Sushiko, se llama.


Por la manyana de ayer miercoles, una vez tomada la decision de huir de Tokyo y de la isla de Honshu, active mi Japan Rail Pass y tome un tren a Hachinohe (seguramente nunca mas oigais hablar de este lugar), desde donde tome otro a Hakodate. La gracia de este ultimo tren es que pasa por un tunel submarino que une las islas de Honshu y Hokkaido....mas de 20km debajo del mar, porque yo, naci en el Mediterraneo.


Hadkodate estuvo mejor de lo esperado: es una ciudad portuaria simpatica, con su monte, sus templos y sus restaurantes de pescado y cerveza junto al muelle (todo Hokkaido es muy cervecera, ella). Apenas estuve unas horas, pero supero mis expectativas. Siendo agosto epoca de vacaciones en Japon, mucha gente huye a Hokkaido, donde ademas hay por estas fechas muchos festivales, festejos y otras celebraciones que a menudo acaban con espectaculos de fuegos artificiales, una especialidad local. De hecho, en verano hay fuegos artificiales en todo Japon. Hoy he pillado unos, por casualidad, en Asahikawa. Otros, mas adelante, los llevo programados.

En Hakodate dormi en un minshuku (una casa de huespedes sencillita regentada por una senyora), donde era el unico huesped. Sitio pequenyo, muy austero, al limite de la higiene minima que se puede exigir en Japon, pero con sabanas limpias, que al fin y al cabo para mi es lo unico imprescindible. De hecho, donde he dicho sabanas deberia haber dicho "toallas"(y, para mas senyas, una toalla de color cosa), porque eso es lo que me pusieron como sabanas.


Y, de Hakodate, mas arroz y mas trenes hasta Asahikawa, pasando por (pero no parando en) Sapporo...adonde pienso parar en un par de dias y a finales de mes.


Ahora son casi las once de la noche y obviamente estoy en un internet cafe. Concretamente, uno de esos que estan abiertos las 24h y donde estamos casi a oscuras, rodeados de comics. Antes he tenido ocasion de instalarme en un hotelucho bastante cutre (todo lo demas estaba ocupado por las fiestas), de cenar algo por la calle, de ver los fuegos y de pasear por los cientos de tenderetes que hay por los aledanyos. La ciudad esta en fiestas. Los fuegos artificiales han estado muy bien, mejores de lo que he visto por otras tierras (mas variedad de figurillas, sobre todo), aunque tampoco mucho mejores. Ha sido todo ello un poco coitus interruptus y la unica continuidad ha sido al final, incluida una especie de traca para cerrar el show. Entre fuegos y fuegos hay una senyora que habla por megafonia: me pregunto si no estara dando la lista de empresas patrocinadoras de cada tanda de fuegos.

Antes del show, mientras cenaba algo en un chiringuito, una chica japonesa que formaba parte de un grupillo de tres (dos chicas, un chico) me ha invitado a una copa de vino espumosillo y hemos estado charlando un poco, a pesar de las logicas dificultades derivadas de su mal ingles y mi peor japones. Si ella hubiera hablado castellano, otro gallo hubiera cantado.

Hablando de encuentros, ayer, en un restaurante cerca del muelle de Hakodate, una senyora y su hija iniciaron una conversacion cuando vieron que (oh, no!!, my God, no puede ser!!) estaba a punto de mojar mi sashimi (pescado crudo) en la soja que no era. Hay dos sojas, que lo sepais...y la que yo me habia puesto no se usa para el sashimi. Las dos son sho-yu, las dos son soja, pero no son lo mismo. Lo que se aprende. Mejor usais la otra.

Con la senyora y con la hija, a pesar de la buena voluntad de los tres, la conversacion fue algo mas limitada y acabamos recurriendo al lenguaje universal de los signos, a pesar de lo cual nos hicimos muy amigos.

No hay como tener cara de perdido (y/o estarlo) como para que la gente te ayude y te de conversacion. Los japoneses son la mar de amables.


Por cierto: no os dejeis enganyar: los japoneses saben mas ingles de lo que dicen...e incluso de lo que piensan.


Total, que me voy a ir al hotelillo a dormir. Es tipo ryokan (suelos de tatami, se duerme en futon, se va descalzo, te duchas sentado, todo muy japones), pero a lo cutre, como os decia. Hasta tengo dudas sobre si me habran hecho la cama o no (normalmente, cuando entras en la habitacion por la tarde la cama no esta hecha sino enrollada, para que tengas mas espacio en la habitacion).

Tumorro mornin me voy a Asahidate Onsen, a ver si hago un poco de ejercicio y veo un poquillo de naturaleza.


Este era solo un primer test para poner a prueba vuestra fidelidad: mucho texto, sin chistes de aquellos tan graciosos que me caracterizan...y sin mis fotos.


Los que me sigais leyendo vereis vuestra fidelidad premiada.


Estoy sin movil, claro: cosas de la tecnologia nipona, que va muy a la suya. Para cualquier cosa, el email.


Disfrutad del verano! Abrazos y sayonaras,


Hugo





This page is powered by Blogger. Isn't yours?