17 diciembre 2012

Ese casamiento mexicano



 
México DF: el zócalo desde la terraza del Holiday Inn

.
México es un país padrísimo. No es que lo conozca tanto, pero mi visita de un mes en 2010 fue una buena toma de contacto, al haber estado en cuatro regiones bastante distintas -México DF, Oaxaca, Chiapas y Yucatán-. También estuve hará unos diez años en la boda del Indio Blázquez con Liliana, pero la brevedad de la visita y los 45 oC a la sombra que había en el desierto de Sonora no me permitieron enterarme de gran cosa.


Tras un vuelo -diurno- muy pesadito, una espera de más de una hora en inmigración y otra espera de más de una hora para conseguir un taxi (!), me planté en el barrio de Condesa en apenas 20 minutos. Me costó lo mío que Manuel, un hombre amable pero parco en palabras, oyese el timbre y se decidiese a abrirme las puertas del modesto pero más que correcto hostal que gestiona.
 
En el DF las distancias son colosales y el concepto de "cerca" habitualmente no contempla la posibilidad de cubrir el trayecto a pie. Tampoco es que la mayor parte de los paisajes urbanos hagan demasiado interesante caminar por la ciudad. Afortunadamente, los precios de los taxis (y de casi todo) son todavía muy razonables para los que estamos sometidos a la tiranía del euro.

Mis 36 horas en el DF las tenía reservadas básicamente para dos tareas:
1. Encargar el chaqué para la boda,
2. Recoger el chaqué para la boda.


Entre una y otra cosa, me ha sobrado tiempo, así que lo he dedicado a pasear un poco por la capital con Jaume 'Houdini' Ferrando, el hombre que aparece cuando menos se le espera y -sobre todo- que desaparece cuando más se le espera. Me lo encontré en el aeropuerto de Barcelona y ya no nos separamos en cuatro días.

Uno de los highlights de Puebla fue nuestra comida en el San Angel Inn, recomendación del novio -Josep-, un restaurante en una casa/hacienda preciosa, con grandes jardines y un patio interior maravilloso.

Jaume sospecha que el hecho de que nos dieran una mesa en la terraza -y no en el elegante patio- se debió a nuestra vestimenta inadecuada, más que al hecho de no tener reserva que arguyeron los camareros: de hecho, todos los que estábamos en la terraza vestíamos de modo informal, por ser generosos. Para bien o para mal, está claro que el relajamiento en determinadas costumbres no ha llegado todavía a América Latina, especialmente en todo aquello que tiene que ver con lo que marca una diferencia entre clases sociales.


 
El patio del San Angel Inn donde no comimos 


Junto al restaurante estaba una casita donde Frida Kahlo y Diego Rivera estuvieron unos años: fue una visita agradable; los artistas, cuando quieren, también saben vivir bien.

México DF (al igual que Puebla) está a algo más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, lo que puede contribuir a explicar -a posteriori- nuestro cansancio de los primeros días, más allá del palizón del vuelo, del cambio de hora y del 'sprint' de última hora en Barcelona consistente en hacer dos jornadas laborales en un mismo dia. Cuando sea mayor viajaré en bisnes.

El DF es cualquier cosa menos una ciudad coqueta y/o bonita y para situarse bien en ella sospecho que tienes que pasar 10 años allí, pero ya voy conociendo algunos lugares, como la terraza del Holiday Inn que tiene vistas sobre el zócalo, que es la plaza que constituye el centro de la ciudad. Un buen sitio para comer o tomar algo.

Y del DF a Puebla, que está a un par de horas en bus.

En Puebla estuvimos en un hotel en el centro (Camino Real), lo cual constituyó todo un acierto. También es una casa/palacete, con grandes habitaciones a la antigua y donde se sirve un desayuno fantástico. En el patio principal, adonde daban muchas de las habitaciones, siempre había algún tipo de celebración de empresa, lo cual a partir de según qué horas de la noche resultaba un poco molesto.



En saliendo de una iglesia de Puebla 
durante nuestro tour de la ciudad


Como parte de la memoreibol organización de la boda se nos propuso una visita guiada a los lugares más destacados de la ciudad. El tour estuvo bien y resultó bonito, si bien el guía me pareció muy flojo: aparte de incorporar la palabra "importante" en cada frase (íbamos contándolas), no entendía que es importante dar alguna información general (Dónde está Puebla? Fue/es una ciudad relevante para México? Ha pasado algo en sus últimos 400 años de historia? Fueron muy malos los españoles? Había indios? Quién inventó el mole poblano? Hay equipo de fútbol?), más allá de explicarnos que esta imagen representa a la Virgen María o que las piedras que se trajeron para hacer la Catedral venían de una cantera que está a tres kilómetros (todos nos alegramos de que no estuviera a séis). 

Además, tenía el síndrome del "somos lo más del mundo mundial", que consiste en decir que esta torre era la más alta, que esta campana es la mejor (por cierto: las campanas las subieron unos ángeles, porque pesaban demasiado para ser subidas por seres humanos), and so on. 


 
La Catedral de Puebla, by night


La mayor joya de toda su conferencia fue cuando, señalando cuatro estatuillas que hay en la fachada de la catedral, se refirió a ellas de la siguiente manera: "y estos son los cuatro, los cuatro...(no le venía la palabra)...los cuatro, los cuatro figuritas importantes". Sospecho que debía tratarse de los Beatles o quizás de los cuatro evangelistas (porque no nombró a Ringo), pero lo cierto es que el guía consideró que no engañaba a nadie diciendo que eran las cuatro figuritas importantes.

Al final del paseo hablé con una de los guías (que estaba aprendiendo) y le expliqué lo que me parecía que nos explicasen cómo se llamaba el arquitecto inglés que diseñó el Ayuntamiento cuando no nos habían explicado nada relevante de la historia de la ciudad, de su geografía, de su papel en el México actual, de su gastronomía, de sus personajes ilustres... Mi opinión era compartida por otros asistentes a la boda.

El centro de Puebla me recuerda mucho al de Oaxaca, si bien a una escala un poco mayor, con más tráfico, menos calles peatonales y más polución. La zona del zócalo es quizás la que más similitudes guarda. Oaxaca tiene quizás un aire más provinciano y ruraloide, cosa que veo como una ventaja.


 
La boda: momento Champions


La boda fue muy bonita y también lo fue la celebración, en una Hacienda espectacular en las afueras de Puebla. Los novios y sus ayudantes habían cuidado todos los detalles y fue todo fantástico. Los mexicanos de la boda -que a pesar de la amplia presencia internacional eran mayoría- se dedicaron a emborracharnos a todos (empezando por ellos mismos) y puedo dar fe de que lo consiguieron. Un servidor acabó bastante malamente, con lo cual puedo decir con orgullo que ya llevo un 100% (2 de 2) en mis bodas mexicanas. Y es que los mexicanos son gente muy simpática.


Al día siguiente, por la manyana (la boda había sido por la tarde), tomé un autobús hasta el aeropuerto de México DF, donde tenía un vuelo a Rio de Janeiro con escala en Bogotá. Colombia, qué gran país.



.

Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?